jueves, 2 de abril de 2009

Chimbote en blanco y negro

Roberto Carranza


Pablo Ruiz es un chimbotano de aproximadamente veinte años, cuya vida transcurre entre las clases de la universidad, los amigos y alguna que otra fiesta. Hoy, de pie junto un grupo de amigos, observa las viejas fotografías del puerto en el auditorio del Centro Cultural Centenario. Se siente extraño y hasta un poco incómodo, pues ellas (las fotos) no le dicen, ni le provocan absolutamente nada. Son treinta y seis, se dice para sí mismo. Al principio las recorre sin prestarles mucha atención; se siente un tanto desanimado por su desconocimiento sobre aquellos personajes y sucesos retratados.

Las fotografías en blanco y negro que contrastan con el color crema de las paredes, exhiben rótulos con letras negras indicando el tema y el año en que fueron captadas. Personajes célebres, anónimos bañistas en la famosa baldosa, mujeres del ande contemplando el mar, un incendio, antiguas construcciones que hoy ya no están, algunas calles, pescadores con el patrón San Pedro, etcétera. Las fotografías, que recorren un espacio de cincuenta años aproximadamente, parecen querer tender un puente entre el Chimbote de ayer y las generaciones de hoy.

Pablo las contempla ahora minuciosamente buscando algún detalle que no encontró en la primera impresión. De repente su atención se dirige hacia foto en especial, ubicada en el extremo izquierdo de la pared. Da unos pasos hacia ella. El aire que ingresa por las ventanas mece las cortinas y a la vez disipa -por breves momentos- el sopor del ambiente. La imagen muestra a dos hombres que luchan denodadamente contra la voracidad del fuego durante un incendio, tratando de rescatar algunas pertenencias. La foto es impactante; Pablo la contempla y lee: Incendio del barrio El Acero, 1957.

Probablemente él no lo sepa, pero este hecho aparentemente lejano a su realidad, tenga estrecha relación con su vida y con la de todos aquellos que en ese momento ocupamos la sala.

Esa “barriada”, status impuesto para destacar su marginalidad, se convirtió en el primer espacio ganado por los llegados desde los más remotos lugares del Perú. El Acero fue la primera ilusión de vivienda y también la primera pérdida de lo escasamente conseguido. Sin embargo, fue este hecho en especial el que dio inicio a la expansión de Chimbote y destacó su condición de ciudad de migrantes.

El incendio se inició aproximadamente a las dos de la tarde. La mayoría de hombres y mujeres estaban en las fábricas y los muchachos en el colegio. Sólo algunos desesperados lucharon por arrancar alguna cosa al gigante de llamas y humo. Las esteras ardían sin control, el viento sopló con fuerza haciendo que la voracidad del fuego creciera más. Fue imposible arrancarle algo. Rateros. El caos. Todo se perdió en un abrir y cerrar de ojos. La desgracia se tornó luego en alegría y esperanza: cientos de damnificados iniciaron el camino hacia los terrenos del “aeropuerto” de Chimbote: así nació el barrio del 21 de Abril, el futuro barrio de Pablo.

Transcurrida toda su vida en este populoso espacio urbano, quizás en alguna ocasión Pablo escuchó a su padre referirse al incendio sin prestarle demasiada atención. Hoy está aquí contemplando a aquellos dos hombres enfrentándose al fuego. Así como a él, tal vez a muchos de nosotros nos suceda lo mismo. Quizá necesitemos acudir a ver estas fotografías, conocer la historia de esta tierra y volver la mirada a este Chimbote, que es una mezcla, casi una fotografía del Perú. El mismo José María Arguedas escribió una novela tratando de entender la complejidad de situaciones que se experimentaron en esos años de masiva migración. Al final el escritor de “Todas las sangres” se murió sin lograrlo.

A pesar que los años han pasado, la ciudad continúa en su laberinto, tratando de echar raíces, difícil camino para un pueblo que nació de la incertidumbre y del caos. ¿No es así, Pablo?

2 comentarios:

  1. Mi nombre es Ignacio. Yo vivía en el Barrio NO. 2 cuando el incendio. Tenía 8 años y me acuerdo como si fuera ayer. Pero hubo más incendios en el Barrio de acero. Yo los ví casi todos con mis patas del Mercado viejo.¿ Quedan algunos ? Marcos Villanueva, Marcos Prieto, Carlos Díaz, Los Angulo, Miasta, Gonzaleez, Willman..... Y tantos otros....Chimbote en 1953 era hermosa. Tierra y polvo, sus calles... Y más adelante, a partir de 1957, un olor en el aire que para mí era la gloria. Soy español, pero mi corazón es peruano y mis chucaques, chosicanos.....Abrazos.

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  2. Crecí en mi rico barrio del 21 de abril Zona B, mi padre pescador, mi madre profesora, mi nombre Danny, vivía cerca de loza el profe,donde el toque rápido y las broncas de cada partido,era un común diario, como olvidarte, donde esas calles amplias era testigos que corríamos al jugar los carnavales con los amigos, con el hermano..., pobre puertas de los vecinos, donde golpeamos ya sea por la pelota, o por tocar el timbre y nos olvidamos de las buenas enseñanzas y nos uníamos a la travesura inocente de infantes, barrio añorado de mi infancia, eras todo lo que quieran,desde lo mas deportivo, hasta lo mas pervertido, sin embargo yo podría decir que eres un barrio emblemático y que tus semillas son ahora grandes profesionales.

    Fam. Ruiz.

    DRA

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